BlockTac Podcast #6 – Los Precintos Digitales: 3. Protección de las marcas contra el fraude y el contrabando

(Transcripción)

Hola amigos.

Soy Francisco Guillén, Director de BlockTac y os doy la bienvenida a un nuevo podcast de esta serie en la que os presentamos en detalle las distintas soluciones desarrolladas por BlockTac y sus aplicaciones.

En podcasts anteriores os hemos dado a conocer en qué consisten los precintos digitales desarrollados con tecnología Blockchain y también hemos repasado los distintos sectores en los que su aplicación está resultando de utilidad.

Hoy me gustaría profundizar en sus características y funcionalidades, en particular en el modo en que responden o resuelven problemas empresariales. Cuando me piden describir en pocas palabras en qué consiste esta herramienta digital, contesto que son la mejor protección para las marcas y los consumidores y el mejor modo de lograr una comunicación directa con ellos. De hecho, en este podcast me voy a centrar en la primera parte de la definición, en su funcionalidad de protección tanto de las marcas como de los consumidores.

Os estaréis preguntando: ¿Pero de qué hay que proteger a las marcas y los consumidores? ¿Qué interés tiene una solución así en los tiempos actuales? Las respuestas son muy concretas: hay que defender a las marcas y a los consumidores del fraude, y, sí, de manera más urgente en estos momentos que vivimos, afectados todos con mayor o menor intensidad por la pandemia de la Covid-19.

Para poder entender el diseño de la solución que os presentamos, es importante primero comprender la naturaleza del problema al que se enfrentan empresas y consumidores, y cómo esperamos que evolucione en el corto plazo. El término «fraude» significa cosas muy diversas y distintas según el sector de que se trate. En todo caso, no hay duda de que estamos ante un producto fraudulento cuando se dan estas situaciones, por ejemplo, cuando se vende como auténtica una copia del producto original, o cuando se lleva a cabo una manipulación del mismo, o si se trata de un producto robado. Estas tres circunstancias se dan en lo que se suele calificar como mercado «negro», para diferenciarlo del mercado «gris» o irregular, en el que se ponen a la venta de manera ilícita productos originales desviados de la red oficial de distribución, tanto por distribuidores piratas como autorizados.

Independientemente de la magnitud y dimensión del fraude, siempre difícil de acreditar con exactitud por razones obvias, es indudable que estamos ante un problema creciente debido a varios factores, entre ellos estos siete:

– La internacionalización de los mercados.
– La diversificación de los canales de distribución y el aumento de puntos de venta.
– La existencia de marcas muy conocidas a nivel mundial, y atractivas para consumidores de todos los mercados geográficos.
– El bajo coste actual de las tecnologías de falsificación.
– Los limitados recursos y escasos esfuerzos dedicados internacionalmente a luchar contra el fraude.
– La existencia de unos impuestos y aranceles elevados que gravan el comercio internacional de los productos.
– Y finalmente, también, la complicidad de algunos de los consumidores.

No podemos ignorar tampoco la situación particular que vivimos como consecuencia de la pandemia, y que se añade sobre los factores antes descritos. Las relaciones comerciales están experimentado unos cambios caracterizados por unas mayores incertidumbres y preocupaciones, que no parece que vayan a desaparecer en el corto plazo. Para poder entender mejor la dimensión y gravedad del problema a resolver, analicemos cada uno de los principales grupos afectados.

Empecemos por los consumidores. Estos se preguntan cada vez con más fuerza y preocupación:

– ¿Este producto es seguro? ¿Está en buen estado?
– ¿Cómo me puedo informar de inmediato sobre él?
– ¿Es un producto original o auténtico?
– ¿De dónde procede? ¿Cómo me lo han hecho llegar?
– ¿Dónde y a quién puedo reclamar?

Por otro lado, las empresas, para lograr la viabilidad de sus negocios, reclaman respuestas a estas preguntas:

– ¿Cómo demuestro la autenticidad de mi producto?
– ¿Cómo aseguro su calidad? ¿Cómo certifico que se trata de un producto legítimo?
– ¿Cómo me defiendo de distintos tipos de fraude?
– ¿En qué modo puede ayudarme la transformación digital de mi negocio?
– ¿Cuánto me va a costar? ¿Tendré que hacer inversiones importantes?
– ¿Qué impacto tendrá en mis precios?
– ¿Qué hago para conocer mejor a mi cliente? ¿Cómo contacto directamente con él?

Para luchar contra el fraude, las empresas más comprometidas de ven obligadas a incurrir en costes significativos de unos sistemas de auditoría y control de procesos, de evaluación de proveedores, de trazabilidad de sus inventarios, y de personal especializado. No les queda otro remedio para defender sus ventas y beneficios, para cuidar a sus distribuidores autorizados, para asegurar la disponibilidad de inventarios y la atención a la demanda, para controlar sus precios, márgenes, y defender cuotas de mercado y el prestigio y valor de sus marcas.

Si el trastorno que el fraude ocasiona a las empresas es significativo, la afectación a los consumidores no es menor, ni cuantitativa ni cualitativamente. Puede medirse por la cantidad de dinero perdido, sin duda, pero hay mucho más. Objetivamente quedan comprometidos por la falta de calidad y seguridad de los productos que compran, por la pérdida de funcionalidades de los mismos, por la ausencia de garantías y de cumplimiento de normativas. Todo ello genera preocupación y disgusto por el engaño, cuando no inconvenientes y molestias incluso físicas, y en casos extremos puede ocasionarles la muerte. Esto puede parecer una afirmación exagerada, pero lo desmienten las frecuentes alertas sanitarias, las noticias de las intoxicaciones por productos alimentarios, o las estadísticas del millón de muertos cada año, trescientos mil de ellos niños, en noventa países y por medicamentos falsificados.

Las Administraciones Públicas se ven también afectadas por el número creciente de delitos de fraude, por las frecuentes situaciones de alarma sanitaria y la pérdida de ingresos por impuestos no recaudados. Y también han de ejercer su responsabilidad ayudando a dar respuesta a las anteriores preguntas que empresas y consumidores se planteaban.

En BlockTac compartimos una misión que nos trasciende y que es la de poner nuestros mejores esfuerzos para ayudar a las empresas a protegerse del fraude y cuidar así a sus consumidores y a sus marcas. A ese objetivo contribuye de manera específica nuestros precintos digitales de los que mencionaré ahora cuatro de sus funcionalidades más destacadas.

  1. La primera y más fundamental de sus características es la de actuar como prueba de autenticidad. Y esto es posible sin duda por el modo en que nos apoyamos en la tecnología Blockchain y el modo riguroso en que ejecutamos los procesos de registro y verificación de la información de los productos de nuestros clientes.
    Nos encargamos de proporcionar para cada unidad del producto de que se trate, de un identificador singular, que en la mayoría de los casos se presenta en forma de un código QR. También podemos incorporar ese identificador en otros soportes, como dispositivos RFID, aunque el código QR es el sistema más eficiente y con sistemas de lectura más extendidos. Este identificador puede presentarse externamente visible, o en la mayoría de los casos protegido en el interior del producto, o bien en el exterior, pero oculto en una etiqueta de doble capa.
    Cuando el comprador descubre el código QR y lo lee con el móvil, se le dirige a la página web del fabricante. Es en ella donde se produce la comprobación de la autenticidad del producto al activar un botón de verificación en Blockchain. Y esta misma acción verificadora sirve para romper el precinto, quedando registrado además el momento y la fecha en que esto ha tenido lugar.
  2. Si la anterior funcionalidad era la de la prueba de autenticidad, la segunda característica está muy relacionada y consiste en su eficacia para acabar con el fraude de los productos a los que se apliquen los precintos. Esta funcionalidad nace de que los identificadores registrados en Blockchain son infalsificables, o dicho de otro modo, cualquier copia de esos identificadores y su asignación a productos falsos resulta inútil. Toda verificación de esos identificadores copiados lanzará una llamada de atención alertando al comprador de que se encuentra ante un producto falso, y se le ofrece además la posibilidad de denunciarlo en el mismo instante lanzando un correo electrónico predefinido al fabricante o productor. De este modo se pone también en evidencia al vendedor del producto y desaparece de manera dramática todo el incentivo económico a realizar ese fraude.
  3. Una tercera y sorprendente funcionalidad que incorporan nuestros precintos digitales es la del “botón nuclear”. Hemos llamado así a una funcionalidad de uso pensada para circunstancias extremas a las que pueden enfrentarse las empresas fabricantes. Ante partidas de productos robadas o desviadas del canal de distribución oficial, o en situaciones de conflictos con clientes que, por ejemplo, se nieguen a pagar, el fabricante puede activar esta función del «botón nuclear». Podrá determinar que en los productos entregados a ese cliente se bloquee el proceso de autenticación y se modifique de manera oportuna la información presentada en relación a esos productos. Esos clientes poco responsables verán por tanto seriamente comprometida su imagen, e incluso sus resultados económicos.
  4. Finalmente, mencionar que la combinación de nuestros certificados y precintos digitales se utiliza para seguimiento de los productos a través de los elementos de la cadena de distribución. Esto da lugar a una función de trazabilidad de las más eficaces que existen en el mercado y de una simplicidad extraordinaria. Sin necesidad de complejos sistemas informáticos ni de ingeniería, se pueden rastrear y evaluar todas las actividades de la cadena de distribución, quién las lleva a cabo, a qué hora y dónde tienen lugar, y el grado de avance de los envíos y las entregas. Y en el caso de la falta de compromiso de algún miembro de la cadena, o incluso ante comportamientos desleales consistentes en el desvío de productos hacia mercados irregulares, la activación de los precintos en los productos alerta y localiza esos productos ilícitos y orienta en la identificación del agente responsable.

Para concluir, es preciso señalar que estas funcionalidades son resultado de un desarrollo singular e inteligente de la tecnología Blockchain por parte de nuestros equipos técnicos. A diferencia de otros desarrollos, esta solución destaca por tratarse de un sistema robusto, flexible y fácilmente escalable, que se apoya en la plataforma más extendida (Ethereum) pero que también es compatible con otras, y que no exige la descarga de aplicaciones específicas para operar. Se integra de forma rápida y eficiente con los sistemas existentes en las empresas, y ha sido diseñada para permitir una fácil personalización y funcionamiento autónomo incluso en pequeñas empresas. Todo esto nos ha valido el Sello a la Excelencia Innovadora otorgado de forma competitiva por la Comisión Europea.

Y esto ha sido todo por hoy. Sí, todavía hay mucho más que explicar de otras funcionalidades de los sellos digitales, tanto o más interesantes que las que hemos repasado hoy. Pero eso lo dejaremos para un próximo podcast.

Gracias por vuestro interés y hasta muy pronto.

 

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